lunes, 8 de octubre de 2007

Literatura Guatemalteca

Guatemala es, junto a México, el país latinoamericano más rico en literatura aborigen, anterior o coetánea a la conquista española. La nación maya gozaba de una cultura activa y una lengua con un sistema de seis variantes y dieciocho subvariantes del quiché, y tres del zoque. Entre los manuscritos en la lengua maya, rescatados y traducidos por viajeros europeos, se cuentan la Biblia Quiché, el Memorial de Tecpan Atitlán y, sobre todo, el Popol Vuh, que descubrió el dominico Francisco Jiménez, suma de cosmogonía, mitología y pensamiento. Entre las danzas y representaciones, destacan los textos del Rabinal Achi o Baile de Tun, la única obra dramática de los antiguos mayas que se ha podido conservar.

Guatemala aparece en las crónicas de Bernal Díaz del Castillo y de Francisco de Fuentes y Guzmán. Como arranque de una literatura en español cabe señalar la obra de los catequistas Domingo de Betanzos, Domingo Vico, Francisco Marroquín y Bartolomé de Las Casas.

La primera Gaceta data de 1729. Rafael Landívar, en el mismo siglo, da a conocer su Rusticatio mexicana (1782), escrita en latín y que contiene largas descripciones de Guatemala. Otros autores épicos del XVIII son Matías de Córdova y Diego Sáenz de Ovecuri. Se recuerda también al fabulista Rafael García Goyena. La poesía lírica se inicia en el XVI y continúa con nombres como Pedro de Liévana, Juan de Mestanza y sor Juana de Maldonado.

La independencia tuvo una escasa importancia en el ámbito literario. A fines del XIX destaca Domingo Estrada, romántico modernizado, ligado al cubano José Martí. En el modernismo militan el novelista y poeta Máximo Soto Hall, Félix Calderón Ávila, Alberto Velázquez y el discípulo de Rubén Darío, Enrique Gómez Carrillo. La firma relevante del periodo, Rafael Arévalo Martínez, practica una literatura fantástica, utópica y de sátira política que abre perspectivas novedosas: la novela psicológica de Flavio Herrera, el naturalismo de Carlos Wyld Ospina y el impresionismo regionalista de José Rodríguez Cerna y Carlos Samayoa Chinchilla. En las décadas 1920 y 1930 descuellan el poeta Luis Cardoza y Aragón y Miguel Ángel Asturias (1899-1974) , la figura más destacada de las letras guatemaltecas, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1967

Hacia 1930 surge una nueva generación, nacionalista e indigenista. En el grupo Los Tepeus figura, junto a Augusto Morales Pino, Óscar Mirón, Miguel Marsicovétere y Mario Monteforte. En la década de 1940 destaca la acción de la Asociación de Artistas y Escritores Jóvenes, con nombres como Augusto Monterroso, Carlos Illescas y, en la coetánea revista Acento, Raúl Leiva, Otto Raúl González y Enrique Juárez Toledo. Otros órganos importantes de la época son la Revista de Guatemala (1945) y el politizado grupo Saker-Ti (1947). En décadas posteriores: Nuevo Signo, Guatemala Comercial, Alero y Cuadernos Universitarios. Como escritores de la protesta social hay que mencionar a Carlos Manuel Pellecer, José María López Valdigón y Teresa Arévalo. En una línea más politizada, sobresalen Arqueles Morales, Marco Antonio Flores y Roberto Obregón.

Escritores Destacados:

Miguel Ángel Asturias: (1899-1974), autor, diplomático y premio Nobel guatemalteco, nacido en Ciudad de Guatemala. Su primera obra Leyendas de Guatemala (1930) es una colección de cuentos y leyendas mayas. La novela que le ha dado fama internacional es El señor Presidente (1946) en la que traza el retrato de un dictador de una manera caricaturesca y esperpéntica pero siguiendo una estructura regida por la lucha entre las fuerzas de la luz (el Bien, el pueblo) y las fuerzas de las tinieblas (el Mal, el dictador) según los mitos latinoamericanos. Es también un libro de protesta militante: la descripción de un régimen dictatorial en términos de terror, maldad y muerte. En las cuatro cadenas de episodios que integran la trama predominan el miedo y la crueldad. Este tema mítico vuelve a aparecer en Hombres de maíz (1949) aunque ahora la luz está representada por los indígenas y las tinieblas por los hombres de maíz, los colonizadores que llegan a explotar las tierras de los campesinos en beneficio propio. En esta obra, Asturias logra hermanar armoniosamente lo mítico-maravilloso con la dura realidad de la vida indígena. Después escribió novelas y relatos entre las que destaca la trilogía formada por Viento fuerte (1950), El Papa verde (1954) y Los ojos de los enterrados (1960). Otras novelas son Mulata de tal (1963), Malandrón (1969) y Viernes de Dolores (1972). Su producción teatral es poco conocida y trata más o menos los mismos temas, como Chantaje o Dique seco ambas de 1964. Su novela Viento fuerte fue citada en el discurso de entrega del Premio Nobel, que le fue concedido por "sus coloridos escritos profundamente arraigados en la individualidad nacional y en las tradiciones indígenas de América".


Augusto Monterroso: Nacido en Tegucigalpa (Honduras), a los 15 años se estableció con su familia en Guatemala. Tras haber publicado algunos relatos, participó en 1941 en la fundación de la revista Acento, que se convertiría en uno de los núcleos intelectuales más inquietos de Guatemala en una época de incesantes convulsiones sociales. La controvertida presidencia del liberal Jorge Ubico Castañeda, los sucesivos cuartelazos y alzamientos populares, y la
omnipresencia de la compañía estadounidense United Fruit Company en todos los órdenes de la vida del país, le llevaron a trasladar su residencia a la ciudad de México en 1944. En 1953 publicó Uno de cada tres y el centenario, y en 1959 saldrían a la luz sus Obras completas (y otros cuentos), colección de historias donde se prefiguran los rasgos fundamentales de su personalísima narrativa. Una prosa concisa, sencilla y accesible y una abierta inclinación hacia la parodia, la fábula y el ensayo, sientan los cimientos de un universo inquietante, que oscila entre el nonsense, el humor negro y la paradoja. Otros títulos de su producción, signada siempre por la brevedad, son: La oveja negra y demás fábulas (1969), Animales y hombres (1971), Movimiento perpetuo (1972) o la novela Lo demás es silencio (1978), donde da vida al heterónimo Eduardo Torres. También inclasificables, aunque más próximos al área de la reflexión literaria, no exenta de creatividad y fantasía, son los textos: La letra e, fragmento de un diario (1987), Viaje al centro de la fábula (entrevistas, 1981) o La palabra mágica (1983). Su composición de una sola línea, “Y cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”, está considerada como el relato más breve de la literatura universal. En 1996 reunió en el volumen Cuentos, fábulas y lo demás es silencio el conjunto de su obra de ficción. En 1999 publicó La vaca, una recopilación de “ensayos que parecen cuentos y cuentos que parecen ensayos”, según sus propias palabras. En 2002 salió a la luz Pájaros de Hispanoamérica, una antología con textos de escritores latinoamericanos. Es autor también del libro memorialístico Los buscadores de oro (1993).Miembro de la Academia Hondureña de la Lengua, fue galardonado con el Premio Magda Donato en 1970 y con el Premio Xavier Villaurrutia en 1975. En 1988 recibió la Orden del Águila Azteca, condecoración que otorga el gobierno mexicano. En 1996, año en que dio por concluido su exilio, se le otorgó el Premio Juan Rulfo de narrativa, y al año siguiente, en 1997, el Premio Nacional de Literatura de Guatemala. En 2000 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Monterroso actuó como intermediario en las negociaciones de paz entabladas entre el gobierno y la guerrilla revolucionaria de su país.

3. Flavio Herrera: Nació en la ciudad de Guatemala , el 18 de febrero de 1895. A la corta edad de 13 años ya se había iniciado en el mundo literario y escribía para la Revista Juan Chapín. Se graduó de Abogado y Notario en la Universidad Manuel Estrada Cabrera (1918), ganando el pre
mio Gálvez de ese año por su tesis profesional. Posteriormente complementó sus estudios con algunas disciplinas jurídicas en la Universidad de Roma, y de derecho constitucional y literatura, en la Universidad Central de Madrid.Durante el gobierno de Juan José Arévalo desempeñó varios cargos importantes, fue Embajador de Guatemala ante Brasil y Argentina dirigió la Escuela Centroamericana de Periodismo fue catedrático de Literatura en la Facultad de Derecho y Humanidades de la Universidad de San Carlos, en donde recibió distinciones de Profesor Emeritisumum, y además, La Orden del Quetzal del Gobierno de Guatemala.En la literatura, fue un acucioso investigador de las formas del Hai-Kai y cultivador de dicho género *. La mayoría de sus libros han sido traducidos a varios idiomas. Obras literarias de su vida en las cuales destacó como autor en poesía: El Ala de la Montaña (versos viejos),Sinfonías del Trópico (Hai-kais, 1923), Bulbuxyá (Hai-kais,1930). En la novela: El Tigre (1934)La Tempestad (1935), Siete Pájaros del Iris (1936), Poniente de Sirenas (1937),Caos (1949) (considerada por la crítica como su obra más completa .

4. José Milla: Uno de los principales escritores guatemaltecos, destacado y considerada su obra como patrimonio nacional. Sus libros están firmados bajo el pseudónimo de Salomé Jil. Nació el 4 de agosto de 1822, en la ciudad de Guatemala. Realizó sus primeros estudios en el Colegio Seminario, y luego en la Escuela de Derecho de la Universidad de San Carlos Borromeo. Sin embargo, dejó las ciencias jurídicas para serguir su inminente vocación: la literatura. Apoyó primero la ideología liberal, pero inició su carrera como burócrata, con el gobierno conservador de Rafael Carrera. Allí desempeñó cargos importantes, como: Secretario de la Hermandad de Caridad del Hospital General de Guatemala, Oficial de la Secretaría de Relaciones Exteriores, y Subsecretario General del Gobierno. Fue redactor del periódico "La Gaceta Oficial". Publicó, además, el periódico "La Semana", en donde aparecieron por primera vez sus "Cuadros de Costumbres", así como sus novelas "La Hija del Adelantado", "Los Nazarenos", "El Visitador", "El Libro sin Nombre" y otras obras líricas. Cuando el gobierno conservador cayó (1871), José Milla salió de Guatemala y Estados Unidos y varios países europeos. Fue redactor de planta de El Correo de Ultramar, en Paris y durante su estancia escribió "Un Viaje al Otro Mundo Pasando por Otras Partes", y creó al famoso personaje "Juan Chapín".Fue miembro de la Real Academia Española miembro honorario de la Sociedad Literaria de París Asistente del Ateneo de León, Nicaragua miembro de la Sociedad Económica de Amantes del País y de El Porvenir, en Guatemala, cuando regresó luego de 3 años de ausencia. Falleció el 30 de septiembre de 1882, constituyéndose sus funerales en un masivo reconocimiento a sus méritos literarios.

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